El barrio del Abasto cambió. Su corazón, el Mercado Central de frutas y verduras clausurado en 1984 comenzó a latir otra vez a fines de la década pasada cuando, producto de millonarias inversiones, se inauguro un centro comercial con cines y una plaza incluida en del predio del ex mercado.
Pero los cambios del barrio no quedaron ahí. A la remodelación y reapertura del Abasto se sumaron un hipermercado Coto, torres de departamentos en dos manzanas aledañas y un hotel de la cadena internacional "Holiday Inn" a los que actualmente se les suma un nuevo edificio de categoría en las esquinas de la Avenida Corrientes y Ecuador.
"Quieren inventar un nuevo Abasto, que borre las huellas de sus antiguos habitantes, los inquilinos de hoteles y conventillos del pasado y los ocupas de las casas tomadas en los últimos años", relata María del Carmen González con la autoridad que le dan sus 40 años como vecina del barrio.
Los responsables de estos proyectos comerciales no dudaron en demoler casas centenarias, previo arreglo silencioso con sus ocupantes ilegales, cuya expulsión pasó casi inadvertida en las calles del barrio.
"Se dice en el almacén que les dieron plata para construirse algo en provincia a los de las casas tomadas (que se fueron de barrio). Se fueron bien, vos veías que hasta saludaban a los que se quedaban. Acá hubo mucha plata de por medio. Por lo menos eso es lo que todos comentan, no hubo golpes, forcejeos ni gritos", cuenta Alberto Garrido, dueño del un local de comida.
La población del Abasto era en 1998 de 35.582 personas y está formada en su mayoría por inmigrantes coreanos y peruanos. También se ven muchos miembros de la colectividad judía, a quienes se los identifica por sus atuendos ortodoxos.
El Abasto se encuentra ubicado dentro del barrio porteño de Balvanera y sus limites abstractos son la Avenida Corrientes y las calles Boulogne Sur Mer, Tucumán y Sánchez de Bustamante.
En el barrio hay muchas instituciones judías como colegios, clubes y templos, además, en esta zona de la ciudad, hay varios centros culturales donde se da prioridad al tango y negocios de todo tipo, en su mayoría supermercados y lavanderías, son en gran parte atendidos por personas de origen chino.
En este crisol de razas también conviven con la discriminación. Kiu Lung, dueña de un mini supermercado de Boulogne Sur Mer al 600 comenta que "acá solo vienen argentinos, los judíos no compran en este mercado porque son muy desconfiados y piensan que al ser distinta voy a tratar de sacar provecho de su plata".
Los empresarios a cargo del reciclaje del Mercado y de buena parte del barrio procuran construir una determinada visión de lo que significa "ser del Abasto". De un público propio más bien borroso y asociado a los changarines del mercado y habitúes de antiguas fondas y luego los ocupantes ilegales, el Abasto se va transformando progresivamente en un paisaje urbano moderno.
Pero los cambios del barrio no quedaron ahí. A la remodelación y reapertura del Abasto se sumaron un hipermercado Coto, torres de departamentos en dos manzanas aledañas y un hotel de la cadena internacional "Holiday Inn" a los que actualmente se les suma un nuevo edificio de categoría en las esquinas de la Avenida Corrientes y Ecuador.
"Quieren inventar un nuevo Abasto, que borre las huellas de sus antiguos habitantes, los inquilinos de hoteles y conventillos del pasado y los ocupas de las casas tomadas en los últimos años", relata María del Carmen González con la autoridad que le dan sus 40 años como vecina del barrio.
Los responsables de estos proyectos comerciales no dudaron en demoler casas centenarias, previo arreglo silencioso con sus ocupantes ilegales, cuya expulsión pasó casi inadvertida en las calles del barrio.
"Se dice en el almacén que les dieron plata para construirse algo en provincia a los de las casas tomadas (que se fueron de barrio). Se fueron bien, vos veías que hasta saludaban a los que se quedaban. Acá hubo mucha plata de por medio. Por lo menos eso es lo que todos comentan, no hubo golpes, forcejeos ni gritos", cuenta Alberto Garrido, dueño del un local de comida.
"Soros quiere ser Gardel" ironizó en un titulo el diario Pagina/12 el 10 de noviembre de 1993 al referirse a la compra del antiguo predio del Mercado de Abasto (muy asociado a la figura mítica y emblemática de Carlos Gardel) por parte del multimillonario húngaro George Soros, a través de la empresa IRSA.
Esta empresa de capitales extranjeros invirtió cerca de 200 millones de dólares, no sólo para la construcción del shopping, las torres y el hipermercado, sino también para activar el patrimonio del Abasto en un sentido amplio, recuperar aquellos hitos que exaltan el carácter mitigo del espacio barrial, como la estatua a Carlos Gardel erigida en la calle peatonal que lleva su nombre y un museo del tango en la famosa cantina Chantacuatro para recuperar el espíritu bohemio del barrio.
"Hombre sentado ahí, con su botella de Resero, los bares tristes, vacíos ya, por la clausura del Abasto", le cantaban Luca Prodan y su banda Sumo a un barrio en el que las paredes ofician de papel para recordar su poesía y donde Pedro Uribe, mozo de un bar de la esquina de Gallo y Guardia Vieja, asegura haber tenido largas conversaciones sobre filosofía callejera con el "pelado que era cantante de rock".
Esta empresa de capitales extranjeros invirtió cerca de 200 millones de dólares, no sólo para la construcción del shopping, las torres y el hipermercado, sino también para activar el patrimonio del Abasto en un sentido amplio, recuperar aquellos hitos que exaltan el carácter mitigo del espacio barrial, como la estatua a Carlos Gardel erigida en la calle peatonal que lleva su nombre y un museo del tango en la famosa cantina Chantacuatro para recuperar el espíritu bohemio del barrio.
"Hombre sentado ahí, con su botella de Resero, los bares tristes, vacíos ya, por la clausura del Abasto", le cantaban Luca Prodan y su banda Sumo a un barrio en el que las paredes ofician de papel para recordar su poesía y donde Pedro Uribe, mozo de un bar de la esquina de Gallo y Guardia Vieja, asegura haber tenido largas conversaciones sobre filosofía callejera con el "pelado que era cantante de rock".
El Abasto se encuentra ubicado dentro del barrio porteño de Balvanera y sus limites abstractos son la Avenida Corrientes y las calles Boulogne Sur Mer, Tucumán y Sánchez de Bustamante.
En el barrio hay muchas instituciones judías como colegios, clubes y templos, además, en esta zona de la ciudad, hay varios centros culturales donde se da prioridad al tango y negocios de todo tipo, en su mayoría supermercados y lavanderías, son en gran parte atendidos por personas de origen chino.
En este crisol de razas también conviven con la discriminación. Kiu Lung, dueña de un mini supermercado de Boulogne Sur Mer al 600 comenta que "acá solo vienen argentinos, los judíos no compran en este mercado porque son muy desconfiados y piensan que al ser distinta voy a tratar de sacar provecho de su plata".
Los empresarios a cargo del reciclaje del Mercado y de buena parte del barrio procuran construir una determinada visión de lo que significa "ser del Abasto". De un público propio más bien borroso y asociado a los changarines del mercado y habitúes de antiguas fondas y luego los ocupantes ilegales, el Abasto se va transformando progresivamente en un paisaje urbano moderno.
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