Se me ocurrió preguntar si era porque esa tarde había partido en el Maracaná y ante la afirmativa no me quedó otra opción que cambiar el programa de ese día para ir a conocer uno de los estadios de fútbol más reconocidos del mundo.
Así que tomamos el subte y en media hora estábamos en la puerta del Estadio Mario Filho.
La idea era vivir la experiencia de ver el partido desde la hinchada del Flamengo, pero el ingreso estaba abarrotado de gente y si hacíamos la fila para comprar los tickets no íbamos a llegar a ver el comienzo del partido.
Así que optamos por la más fácil y sacamos entrada para sentarnos con la parcialidad visitante.
Al ingresar uno ya se da cuenta que físicamente ya no es esa cancha en la que mas de cien mil brasileros fueron testigos del Maracanazo de Uruguay en la final del Mundial del 50. Las remodelaciones para el mundial de 2014 lo convirtieron en un estadio moderno, funcional y con todas las comodidades dignas de un estadio europeo.
El partido terminó 1 a 0 a favor del Inter de D'Alessandro y Licha Lopez y yo no pude ver el gol en vivo ya que en ese momento había ido a comprar un cerveza que al llegar a la caja descubrí que era sin alcohol.
Al escuchar el grito de gol me di vuelta y en todos los pasillos del estadio hay televisores coordinados unos segundos después para que en estos casos, puedas ver esas jugadas que te perdés cuando no estás en la tribuna.
Cuando promediaba el segundo tiempo por lo altoparlantes del estadio informaron que los hinchas visitantes tenían tiempo de salir del estadio hasta los 40 del segundo tiempo, caso contrario, deberían de esperar a que salieran todos los fanáticos del Flamengo para poder volver a sus casa.
Así que a los 39 emprendimos la salida por los amplios pasillos y dársenas que te depositan justo donde salen los subtes que nos llevarían de nuevo a la zona de Ipanema, donde nos estábamos alojando.
Gracias mi amor por acompañarme en este
sueño futbolero (y que vos disfrutaste más que yo) :D
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